jueves, 27 de noviembre de 2014

¿Quién sufre venustrafobia?

Quienes sufren de venustrafobia experimentan sensaciones de temor y rechazo a las mujeres atractivas.



Las personas que padecen este problema experimentan sensaciones de temor y rechazo a las mujeres atractivas. Algunos individuos cuyas parejas destacan por su físico sienten una cierta preocupación, pues creen que esa cualidad aumenta el peligro de perderla.
No obstante, el miedo de los venustrafóbicos, a los que también se denomina caliginefóbicos, va mucho más allá, pues viven angustiados por un sentimiento de aprensión persistente e injustificado.
En principio, es difícil que mantengan una relación con una chica que consideran hermosa, ya que, aunque sientan su encanto, tenderán a evitarla.
Como en otras aversiones obsesivas, la causa de la venustrafobia puede encontrarse en una experiencia traumática. Así, el afectado pudo vivir, por ejemplo, una situación de rechazo en la que se sintió humillado por parte de una fémina apuesta.
Esto puede llevarle a generalizar su vivencia, asociar hermosura con situación de riesgo y rechazar circunstancias similares para no fracasar de nuevo. También puede darse una conjunción de factores, como timidez, baja autoestima y machismo, que propicien la aparición de esas sensaciones, lo que puede dar lugar a conductas misóginas.

martes, 25 de noviembre de 2014

DE LA PERVERSIÓN A LA EXPRESIÓN. EL SEXO QUE TODOS TENEMOS

Perverso, depravado. Demente. Tus conductas y 
fantasías enjuiciadas por la ignorancia. Exilia de una vez la culpa y descubre que tu sexualidad es 
multidimensional. ¿Qué es ‘normal’? Eso tú lo decides.


Tratar de explicarnos sexualmente requiere más humanística que matemática. El sexo no es una ciencia exacta porque cada persona es un universo en sí mismo. Cada impulso, deseo o comportamiento parte de un mapa personalísimo.

El porqué de tu excitación ante cierta situación o ingrediente está sujeto a tus impresiones. Es decir, a momentos particulares en que algo se convirtió en objeto de deseo; se imprimió. Más allá de experiencias sociales y aprendizajes culturales, creamos todo un sistema de respuestas erótico-afectivas, sexuales con base en dichos mapas: mentales y de reflejos eróticos (qué y cómo te gusta ser estimulado).

No obstante y este es tu punto de partida, por siglos muchas de tus conductas y comportamientos fueron tildados de anormales (en ocasiones se siguen estigmatizando) y han fomentado cierto rechazo individual y colectivo. Al grado de hacerte sentir inadecuado cuando es no es más que una expresión de tu sexualidad. Entérate.
El rechazo a lo ‘diferente’ nos ha dejado en ascuas como especie. Y vaya que hay que entrecomillarlo porque todos lo somos pero en esta necesidad de homogeneizarnos se establecen cuadraturas ilógicas. En esta búsqueda, en 1984, el sexólogo mexicano Juan Luis Álvarez Gayou, psiquiatra y fundador y director del Instituto Mexicano de Sexología, propuso el término Expresiones Comportamentales de la Sexualidad Humana. Hoy es aceptado por la comunidad sexológica mundial. Y no porque sonara ‘menos agresivo’ sino porque había que analizarlas a profundidad y con objetividad. Y sobre todo porque muchas de esas expresiones no tienen nada qué ver con el sexo.

Te preguntas en qué momento se da el salto. En el momento de la impresión. Digamos que particularmente te excitan los pies de una mujer, pudiera parecerte ‘raro’ porque la mayoría se fija más en sus pechos o en sus piernas. Puedes no recordarlo pero en algún punto incluso de tu infancia viste a esa bellísima amiga de tu madre llegar a tu casa con sendos tacones rojos y cómo se los quitó. Hubo una respuesta en ti. Te pareció lo más perfecto del mundo. Ahí conectaste con esa parte o incluso con el mismo zapato y se imprimió como un objeto de deseo. Lo mismo para cada una de las situaciones que te parecen eróticas.

Lo que sí te prende y hasta dónde
Que quede claro desde ahora, el que algo haya saltado hacia tu expresiograma erótico tampoco lo hace patológico ni demente. Sencillamente es el modo en que se expresa tu sexualidad.

Necesitamos comprendernos, no rechazarnos ni etiquetarnos.

Una práctica que se está diseminando cada vez más son los tríos o el intercambio de pareja. Tienen un principio común: la excitación sexual a partir de ver o saber a tu pareja teniendo sexo con otro u otra. Su placer es el tuyo. En otras décadas esto se hubiera tratado como una parafilia llamada candalagnia. Particularmente para los tríos, toilismo. Pero, hoy se reconoce como una herramienta que permite expresar e incluso hacer más sólida su relación erótica y afectiva a partir de compartir dicho aspecto de sus expresiogramas. He ahí el éxito en una relación, cuando nuestros expresiogramas son compatibles y/o se adaptan. Pero, ¿en qué grado? Eso nos lleva al continuo. Usando este caso:

FANTASÍA
La idea de ver o saber que tu mujer tiene sexo con otros(as) te resulta excitante, pero no deseas llevarla a la realidad.

En otro ejemplo
Masoquismo. Fantaseas con ser sometido sexualmente por una sexy dominatrix, incluyendo golpes, ataduras (bondage) y otras muestras de sadismo. Sin embargo, no te interesa experimentarlo físicamente.

MÍNIMA
Ya has experimentado un trío o un intercambio y te pareció placentero, lo integras como experiencia pero de no repetirlo, tu vida sexual seguiría plena.

En otro ejemplo
Exhibicionismo. Has tenido sexo en tu auto y te ha excitado la idea de ser descubierto pero no buscas esta experiencia de manera frecuente.

PREFERENTE
El trío o intercambio te parece un ingrediente realmente excitante y buscas este tipo de contacto sin embargo pueden pasar largas etapas sin que se dé y tu vida y respuestas sexuales no se afectan.



Frases “inofensivas” que nunca deberías decirle a tu pareja.

Por la boca muere el pez”, dicen, y esta expresión cobra sentido cuando utilizamos el lenguaje o la elección de palabras inapropiada para referirnos a alguien, sobre todo si se trata de nuestra pareja. Te presentamos 3 frases “inofensivas” que nunca deberías decirle a tu pareja

El doctor en psicología Leon F. Seltzer señaló en el portal especializado Psychology Today que existen algunas frases aparentemente inofensivas que en realidad dañan mucho porque muestran falta de empatía y comprensión.
“¿Por qué estas vocalizaciones demasiado comunes (y generalmente inocentes) se sienten insultantes?” plantea el experto, explicando que muchas veces estas oraciones desencadenan conflictos y quién las pronunció ni siquiera se da cuenta que fue el iniciador.
A continuación te enumero  cuáles son.
1. “No debes sentirte así”
Todos los “debes” indican juicio de valor, asegura Seltzer. “Invariablemente, el uso de una frase como ésta hace que tu pareja se ponga a la defensiva y de forma implícita te ataque de vuelta”, dice el profesional.
Esta frase implica que sus sentimientos están equivocados o no se justifican y aunque para ti en realidad sea así, es probable que estas palabras lejos de ayudar, empeoren las cosas. Además, debes considerar que dependiendo del contexto, su pasado y cómo la persona interpretó una situación puede ser lógico sentirse de una manera determinada.
Por lo tanto, si tu pareja está enojada, asustada o angustiada por un determinado hecho o asunto, en lugar de mostrar falta de empatía y juzgar su reacción, es mejor mostrarse comprensivo. Por ejemplo, puedes decirle que en una situación similar te sentiste igual, pero que luego las cosas se solucionaron.
2. “Eres demasiado sensible”
Esta frase connota una demanda y va en la misma línea que lo anterior, es decir, indica que “deberías” ser diferente. Al fin de cuentas es como menospreciar a la pareja por reaccionar de un determinado modo, y por lo mismo, es probable que se sienta atacada y se ponga a la defensiva.
“Además, señalar que es ‘demasiado sensible’ es decirle que sus sentimientos lisa y llanamente están mal. Y dependiendo del contexto y de la presunta autoridad en el tono de tus palabras puedes hacer que se sienta débil o defectuosa por haber reaccionado de esa manera. Así que no sólo es una declaración claramente fría y antipática, también deslegitima su realidad, como si fuese totalmente injustificada”, explica el terapeuta.
En este tipo de situaciones es necesario captar la experiencia emocional de la pareja y no tu punto de vista. “Digo regularmente a las personas con las que trabajo, que en el tratamiento de este tipo de situaciones frustrantes, lo primero que se debe hacer es tratar de entender con compasión la realidad del cónyuge. Y si es necesario, simplemente pedir a la pareja que explique qué es lo que lo hizo sentir tan mal y en un tono que indique claramente preocupación, en lugar de crítica”, recomienda.
3. “No llores”
“Muchos hombres reaccionan negativamente cuando su pareja comienza a llorar. Pueden mostrar incomodidad, vergüenza, enojo, ira, o incluso cuando están muy abrumados con sentimientos angustiantes puede que las lágrimas comiencen a fluir espontáneamente”, señala Seltzer.
El terapeuta explica que en la cultura actual los varones aprenden a reprimir su vulnerabilidad y en parte sus sentimientos, así que es probable que piensen que han fallado o hicieron algo muy terrible cuando ven a una mujer llorar, porque por lo general, ellos no suelen derramar lágrimas por cualquier cosa.
Pero al decirle a la pareja que no llore, sin saberlo puedes estar ofendiéndola e invalidando sus sentimientos. En lugar de decirle que “no llore”, mejor trata de aclarar que no querías hacerla sentir mal o simplemente abrázala.
El profesional dice que evitando este tipo de frases, nos encaminamos a una relación mucho más segura y con más confianza.